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CARLOS MARZAL

 

Reseña biográfica

Poeta español nacido en Valencia en 1961.
Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia.
Inscrito en la llamada Poesía de la experiencia, es profesor de literatura en el Instituto Puerto de Sagunto y ejerce
como crítico literario en el ABC Cultural. Ha sido codirector, durante los diez años de su existencia, de Quites,
revista de literatura y toros.
Su obra se ha incluido en las más importantes antologías poéticas y ha sido galardonada, entre otros, con los siguientes
premios: Premio de la Crítica 2002, Premio Nacional de Poesía 2002, por «Metales Pesados» y en el 2003,

Premio
Loewe por «Fuera de mí».
Además de las obras citadas, también ha publicado «El último de la fiesta» en 1987, «Cuatro noches» en 1988,
«La vida de frontera» en 1991, «Los países nocturnos» en 1996 y «Poesía a contratiempo» en 2002, así como la traducción
al castellano de «Andén de cercanías» 1995, del poeta catalán Enric Sòria.

POEMAS

Sangre joven

Quiero tu sangre joven, que es querer
todo lo que la vida aún no ha podido hacerte.
De lo que me alimento
es de esa inútil sangre esperanzada,
de cuanto sé que ignoras hasta hoy,
y que más nos valdría que no supieses nunca.
De esa manera, por obra de tu sangre,
creo en lo que no creo, y olvido lo que sé
que te ha de suceder. Quiero esa risa
que aún no ha tenido tiempo de hacerse prudente,
de pensarse dos veces si reír
es celebrar el mundo o lamentar su estado.
Envidio el que no hayas vendido
ninguna alma al diablo, y que bailes con él
a la luz de la luna, a veces, sin conciencia.
Juego contigo, porque no sabes las reglas,
ni siquiera las de tu propio juego,
y mientras las aprendes
soy el que ya no soy desde ya no sé cuándo.
Quiero la impunidad con que te entregas
a la tarea de vivir la vida,
sin paz, sin horizonte, sin infierno,
que son el argumento de las vidas ajenas.
Viéndote hacerlo, se diría
que desconozco todo lo que conozco.

Así es tu sangre.
                             Ya sabes lo que busco.
Qué tristeza que el tiempo, o yo, o tú misma
tengamos que matar, en ti, toda tu sangre.

                                                                                                                   De "Los países nocturnos" 1996

 

Ubi sunt

Todo está en donde estuvo, todo late
en el primer latir
de la primera aurora cautivada,
y en su cautivo corazón en pálpito.
Todo fluye
en el mismo fluir de un mismo río,
por el agua tenaz de un cauce idéntico.

¿Acaso es que no sientes en tu piel
la salvaguardia de otra piel pretérita,
las sangres centinelas de tu sangre,
las sombras que fecundan a tu sombra?

¿No sabes escuchar bajo la voz
los coros primordiales de las voces,
ni el ser de la palabra en cuanto somos,
ni el eco de vivir en lo que hablamos?

Lo que antes eran hombres hoy es tiempo,
las mujeres que han sido son del aire,
la arena vagabunda, nuestros hijos.

¿En el volar, no ves el vuelo inmune?
¿No amas, en el amar, el amor único?

A fuerza de mudarse, nada cambia;
de tanto discurrir, todo está inmóvil.
Hay una sola frente pensativa
que entiende la hermandad de cuanto existe
y en cuanto ha muerto ve lo que no muere.

¿Qué se fizieron, pues. ¿Dó los escondes?

Cierra los ojos para ver más claro
y sal fuera de ti para morar contigo.

Uno y ninguno

Él cree saber quién soy, y se equivoca.
Tú puedes desandar, paso por paso,
toda la historia, todos los detalles
que dibujen un rostro, pero no seré yo
quien esté dibujado en ese rostro,
aunque sea mi rostro el dibujado.
Cualquiera que no sepa de mí lo sabe todo.
Yo no sé quién soy yo, pero estoy en lo cierto.

Esta acumulación de paradojas
exige un comentario y una pausa.
(Las palabras se pueden urdir y desurdir,
hasta no decir nada, queriendo decir todo.)
Cualquier hombre es ninguno, y es legión
y es nadie y uno mismo.
Y ahora que ya lo sabes, date cuenta:
estás equivocado por completo.

De "Los países nocturnos" 1996

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