FESTIVIDAD DE SAN VALERO
San Valero, el que fuera obispo de Zaragoza y es patrono de esta ciudad, nació en la misma en fecha desconocida, y murió desterrado en el año 315. Su historia, como otras muchas de santos y mártires, se debate entre el mito, la leyenda y la realidad.
Se conocen algunos datos concretos de su vida y su obra a través de su biógrafo Prudencio, quien cuenta que fue elegido obispo de Zaragoza y que alcanzó una larga longevidad. Hay constancia de que, como obispo cesaraugustano, estuvo en el concilio de Elbira (Granada) hacia el año 306.
Sufrió durante su episcopado la persecución del Emperador Diocleciano, a pesar de lo cual no dejó de predicar la fe cristiana ni de estar al lado de los perseguidos por dicha causa. Se dice que era tartamudo, y se sabe que en su papel de orador y defensor de la cristiandad le asistía el diácono Vicente. En esta tarea estaban cuando ambos fueron detenidos, encadenados y enviados a Valencia por orden de Daciano, por aquel entonces gobernador de Hispania. Valero fue condenado al destierro y, ya anciano, murió. Vicente fue mártir en Valencia.
No hay acuerdo entre los historiadores sobre el primer destino del cuerpo de este obispo, pero parece claro que a mediados del siglo XI sus restos -o los que se tomaron como tales- fueron trasladados a Roda de Isábena. Alfonso I, conquistada Zaragoza, reclamó que los huesos del santo regresaran a esta ciudad y en 1170, por orden de Alfonso II, fueron traídos. Desde entonces se veneran sus reliquias en la capilla barroca de la Catedral de San Salvador.
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