Blogia
bibliotecaieselportillo

ENCUENTRO CON LUIS ALBERTO DE CUENCA

ENCUENTRO CON LUIS ALBERTO DE CUENCA

Ayer visitó nuestro instituto el poeta, traductor y ensayista Luis Alberto de Cuenca. Los alumnos de 1º de Bachillerato pudieron disfrutar con el autor la experiencia de compartir belleza, compartir poesía.

La oportunidad de asistir al encuentro con un autor, de prepararse para realizar una lectura pública o de seleccionar los poemas, es un trabajo que se realiza con los alumnos y que se encuentra cargado de riqueza.  Se busca fomentar el interés por la lectura, el respeto a la creación literaria, y despertar el gusto por el aprendizaje. Dan a los alumnos la posibilidad de conocer de primera mano los entresijos que encierra la creación literaria.   

La poesía desprende musicalidad con su lectura, por eso, una lectura eficaz de la misma la colma de valores; las palabras, los versos, los acentos suenan diferentes si es su propio creador el que los recita y comparte. La posibilidad de contar con los autores nos brinda una experiencia única.

NOCTURNO

Apagaste las luces y encendiste la noche.
Cerraste las ventanas y abriste tu vestido.
Olía a flor mojada. Desde un país sin límites
me miraban tus ojos en la sombra infinita.

¿Y a qué olían tus ojos? ¿Qué perfume de oro
y de agua limpia y pura brotaba de tus párpados?
¿Que invisible temblor de cristales de fuego
agitaba la seda lunar de tus pupilas?

Recamaste la almohada con hilos de azabache.
Tejiste sobre el sueño un velo de blancura.
Eras la rosa pálida tiñéndose de rojo,
la rosa del veneno que devuelve la vida.

La blusa, el abanico, una pluma violeta,
el broche con la perla y el diamante en el pecho.
Todo abierto y en paz, transparente y oscuro,
sin dolor, navegando rumbo a tus manos frías.

 

La vela

Una vela es el deseo.
Está encendida. Ilumina
la habitación. En los muros
hay desgarraduras viejas.
La vela baila. Se cierne
sobre el espacio. Divide
la sombra en dos. El deseo
tiene pulmones de cera.
Y es el ahogo. Las cosas
bajo llave. Las palabras
no dichas. Burbujas. Brillos.
Alas rotas. Labios muertos.
O tu pecho: todo es cera.
Siempre en luz. Sobre el silencio
extiende su brasa el ojo.
Las paredes tienen grietas,
salpicaduras recientes.
Y ellos se alejan. Ignoran.
No saben qué hacer. No saben
dónde esconderse. Son otros.
Sombras de la misma vela.

 

 

0 comentarios